Quizás veo todo mucho mejor…
“Eres una triste princesita
que se muere en un palacio
de cristal y malaquita…
Yo soy un romero sensiblero,
que no tiene nada más,
que el mundo y sus senderos…
Pero, bajo el sol de los caminos,
soy el dueño del espacio,
con mis sueños peregrinos…
Tengo las estrellas
y los vientos del confín,
que cantan en la voz de mi violín.
Yo sé
que todo aquello solo fue
una cadencia de minué,
y que el soñar
tiene despertar…
Mas
sé que también no te olvidé.
Y en los silencios del esplín,
está sonando mi violín,
tal vez llamándote…”