“Dicen que no hablan las plantas,
ni las fuentes, ni los pájaros,
Ni el onda con sus rumores,
ni con su brillo los astros,
Lo dicen, pero no es cierto,
pues siempre cuando yo paso,
De mí murmuran y exclaman:
Ahí va la loca soñando…
Ahí va la loca, ahí va soñando
Con la eterna primavera
de la vida y de los campos.
Y la perenne frescura
de los campos y las almas
Aunque los unos se agostan
aunque las otras se abrasan.
Astros y fuentes y flores,
no murmuréis de mis sueños,
Sin ellos, ¿cómo admiraros
ni cómo vivir sin ellos?”