“No me digas la buenaventura, gitana—
¿pa’ qué?
Dejame que la vida me lleve
de golpe, a sorpresas, como la de ayer.
Yo soy hombre que está en el camino,
que acepta el destino como quiera ser,
si no lloro lo ya sucedido,
más de lo perdido, no puedo perder.
Yo no hice más que querer,
y mi querer defendí.
Tenía que suceder
porque estaba escrito así.”